El 17 de octubre de 2024 se conmemoran 71 años de un acontecimiento crucial en la historia de México: la obtención del voto femenino. Este logro fue producto de años de lucha por parte de mujeres activistas que exigían un lugar igualitario en la vida política del país, y marcó un antes y un después en la participación ciudadana y los derechos de las mujeres mexicanas.
La historia del voto femenino en México tiene sus raíces en las demandas del movimiento feminista desde principios del siglo XX, cuando mujeres como Hermila Galindo y Elvia Carrillo Puerto comenzaron a levantar la voz en favor de los derechos civiles y políticos de las mujeres. A pesar de los avances en otros países, México tardó en reconocer el derecho al sufragio femenino a nivel federal.
Fue hasta el 17 de octubre de 1953 cuando, bajo la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 34 constitucional que otorgaba a las mujeres mexicanas el derecho a votar y ser votadas en elecciones. Esta decisión fue la culminación de décadas de presión social y política, en las que mujeres como las sufragistas mexicanas, agrupadas en diversas organizaciones, desempeñaron un papel crucial.
El reconocimiento del derecho al voto permitió que en las elecciones federales de 1955 las mujeres votaran por primera vez, un hecho que representó una conquista simbólica y práctica para la inclusión política femenina en México. A partir de entonces, las mujeres comenzaron a ocupar cargos de elección popular y a participar activamente en la toma de decisiones del país.
Actualmente, la participación política de las mujeres ha alcanzado logros significativos. Las reformas en materia de paridad de género han asegurado que las candidaturas para puestos de elección popular sean compartidas de manera igualitaria entre hombres y mujeres. En 2023, por ejemplo, por primera vez en la historia, el Congreso de la Unión logró una representación de casi el 50% de mujeres, un hecho impensable décadas atrás.
A pesar de los avances, persisten desafíos importantes. La violencia política de género y la desigualdad estructural en muchos ámbitos siguen afectando la participación plena de las mujeres en la política. Organizaciones feministas y colectivos continúan luchando no solo por mantener los derechos adquiridos, sino también por expandirlos, y garantizar que la participación femenina en la política sea libre de violencia y discriminación.
El camino hacia la igualdad de género en México no ha sido fácil, pero el voto femenino sigue siendo una de las conquistas más emblemáticas de este proceso. Hoy, 71 años después, la participación de las mujeres en la vida política no solo es un derecho, sino una realidad que continúa transformando la historia de México.